El Apóstol Rolando Gonzalez, su esposa Magoth Gonzalez y sus cuatro hijos, asentaron las bases de lo que conocemos el día de hoy como La Casa de mi Padre ...
Cinco años después de su llegada a California sin ganar una sola alma, Gonzalez y su familia estaban al borde de rendirse y mirando la posiblidad de salir de California para siempre. Una noche en una hora devocional, el Señor visitó a Gonzalez con un testimonio que muchas almas se ganarían por Su causa. Se quedaron, y el Señor comenzó a traer muchas almas, por lo tanto, la iglesia comenzó a crecer gradualmente.
No fue una tarea fácil, muchas fueron las dificultades y sacrificios. Durmiendo en el suelo, la escasez de alimentos, y la falta de recursos materiales fueron uno de los muchos sacrificios que la familia Gonzalez tuvo que pasar. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron hechos en vano.
Cuando el Señor comenzó a prosperar su labor en California, Dios puso el deseo en Gonzalez de abrir un Centro de Rehabilitación para ayudar a la juventud con dependencias de alcohol y adicciones de droga. El primer centro abrió sus puertas en la década de los 80 en la ciudad de Bell Gardens, California. Otros centros siguieron abriendo sus puertas dentro de los Estados Unidos y en países en el extranjero.
Además, Gonzalez y su esposa comenzaron con la labor de ayuda a los pobres y desfavorecidos con la preparación y el llevar alimentos al centro de Los Ángeles. Como resultado, miles de personas fueron y siguen siendo ayudadas a través de este medio lleno de bendiciones. Asimismo, el Señor proveyó a Gonzalez a lo que debía ser el nombre del Centro de Rehabilitación:
La Casa de mi Padre
y el Lema del Mismo...
"Cuando sintamos amor, haremos la obra completa".